Me decido en hacer una torta. Saco todo lo que usare de la heladera y sus respectivos cajones, y lo coloco todo sobre la mesa. Paro un momento y pienso. Prendo el horno, rompo los huevos, separo las yemas y bato. Mientras pienso tranquila. Termino la mezcla y la pongo a hornear, luego saco la olla y hervo la leche. Sigo pensando. En lo que parecieron segundos termino de hacer el relleno de limón. Me encuentro nuevamente perdida en mi cabeza. Me doy cuenta que paso como media hora, miro la torta, esta casi pronta. No puedo creer que guarde todo sin notarlo. Estoy haciendo todo como automatizada, sin pensar. Pero aun sigo pensando. Creo que me ahogo en mis propios pensamientos, pero no se que estoy pensando. Saco la torta y la relleno, le pongo el baño y me quemo. Abro los ojos grande y observo mi dedo. No es nada, lo mojo y sigo. Se siente el olor a chocolate en la cocina y se oye el ruido que hacen las hojas de los arboles con el viento. Termine la torta y yo sigo pensando. Pero, no entiendo nada. Aun no se que pienso, pero lo hago y me mantiene hipnotizada. Miro a mi derecha y veo como el viento mueve las cortinas con un ritmo peculiar. Creí que pasaron segundos nada mas mientras las miraba, pero fueron diecisiete minutos. Por un momento caigo en la idea de que estoy ida. De a ratos siento que se para el tiempo, todo queda como estático menos esas cosas que observo. Pero el tiempo pasa y pasa, pasa bien rápido. Corre y corre como si lo apuraran. Yo no tengo apuro y sigo parada en la cocina pensando. Me doy cuenta como las agujas del reloj juegan una carrera, de pronto se aceleran y yo sigo ahí mirándolas desde abajo. De golpe todo se para, agarro la y torta y la guardo, sigo por otro momento con mis acciones automatizadas, completamente consciente de lo que hago, pero sin la mínima idea de lo que estoy haciendo. Termino de limpiar la cocina, ahora me doy cuenta que mis manos huelen a limón y se mezcla con el olor a chocolate que satura el aire. Cierro los ojos y suspiro. Los abro y para mi sorpresa, aun sigo pensando.
martes, 26 de agosto de 2008
Mas rapido que mi cabeza
Me decido en hacer una torta. Saco todo lo que usare de la heladera y sus respectivos cajones, y lo coloco todo sobre la mesa. Paro un momento y pienso. Prendo el horno, rompo los huevos, separo las yemas y bato. Mientras pienso tranquila. Termino la mezcla y la pongo a hornear, luego saco la olla y hervo la leche. Sigo pensando. En lo que parecieron segundos termino de hacer el relleno de limón. Me encuentro nuevamente perdida en mi cabeza. Me doy cuenta que paso como media hora, miro la torta, esta casi pronta. No puedo creer que guarde todo sin notarlo. Estoy haciendo todo como automatizada, sin pensar. Pero aun sigo pensando. Creo que me ahogo en mis propios pensamientos, pero no se que estoy pensando. Saco la torta y la relleno, le pongo el baño y me quemo. Abro los ojos grande y observo mi dedo. No es nada, lo mojo y sigo. Se siente el olor a chocolate en la cocina y se oye el ruido que hacen las hojas de los arboles con el viento. Termine la torta y yo sigo pensando. Pero, no entiendo nada. Aun no se que pienso, pero lo hago y me mantiene hipnotizada. Miro a mi derecha y veo como el viento mueve las cortinas con un ritmo peculiar. Creí que pasaron segundos nada mas mientras las miraba, pero fueron diecisiete minutos. Por un momento caigo en la idea de que estoy ida. De a ratos siento que se para el tiempo, todo queda como estático menos esas cosas que observo. Pero el tiempo pasa y pasa, pasa bien rápido. Corre y corre como si lo apuraran. Yo no tengo apuro y sigo parada en la cocina pensando. Me doy cuenta como las agujas del reloj juegan una carrera, de pronto se aceleran y yo sigo ahí mirándolas desde abajo. De golpe todo se para, agarro la y torta y la guardo, sigo por otro momento con mis acciones automatizadas, completamente consciente de lo que hago, pero sin la mínima idea de lo que estoy haciendo. Termino de limpiar la cocina, ahora me doy cuenta que mis manos huelen a limón y se mezcla con el olor a chocolate que satura el aire. Cierro los ojos y suspiro. Los abro y para mi sorpresa, aun sigo pensando.
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