viernes, 7 de noviembre de 2008
Una manana cualquiera en el fondo del autobus
Y me di cuenta que no estaba sola en este mundo. Las gotas contra la ventana cantaban conmigo una melodia inexplicable, inentendible para cualquier persona. No, no estamos solos, ni cuando estamos ahi, ni cuando estamos alla. Siempre estamos rodeados de miles, millones, trillones de extranios, de humanos y de todo eso a lo que le damos vida propia. Las gotas, el viento, el cielo gris y los semaforos agitados, me saludan, me entretienen. Siguen chocando contra la ventana, como diciendo algo que debo saber. Me cuentan historias, no estoy sola, ni ellas tampoco.
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